sábado, 2 de mayo de 2009

Aunque no se crea, todo lo bueno tiene su lado amargo, y los mass media los tienen:
Una consecuencia de los video juegos es que se hay observado a los niños enfocados por hora y horas en un televisor, perdiendo no solo el tiempo, sino que generando índices de independencia, y lo mas preocupante es que en algunas películas también generan violencia, ya que el niño en el colegio, o en escenarios de su vida se centra en estar en el, imitando a los jugadores.
La evolución tecnológica ha transformado por completo nuestras vidas, y seguirá evolucionando día a día, pero si no dejaríamos perder esa dulce esencia del juego, del compartir, de reír, de recrearse, y no dejar que nos desgastemos frente a una pantalla por horas enteras, Definitivamente ya no es así. La robotización primero y la informatización después, modificaron radicalmente el campo del trabajo, la productividad, la gestión, exigiendo nuevos saberes de mayor calificación; achicaron el mundo a un espacio único y a la mano, con su diversidad de mensajes a nuestro alcance: culturas, modas, conflictos y posibilidades de ser, tan cercanos como una especie de patio virtual en nuestra propia casa; y redujeron los tiempos al instante, -a sólo un clic de distancia, se suele decir-. Esto es, claro, para los integrados. Para los excluidos, la brecha se ha ampliado. Pero, también, para el diálogo entre generaciones, que demandará un esfuerzo extra y una voluntad puesta en juego.


La irrupción de la tecnología del chip y de las pantallas, invadiendo nuestra domesticidad, han impuesto su presencia en los más variados espacios públicos, y nos llevan a una nueva modalidad perceptiva que pone en jaque nuestro horizonte cognitivo.

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